LA SOBRE PROTECCIÓN DE LOS HIJOS
La permisividad:
· La permisividad es
la comodidad del momento, trae muchas incomodidades posteriores, hay padres que
mantienen una ignorancia culpable de lo que hacen sus hijos.
· Cada vez que se es
indiferente con nuestros hijos, en el lenguaje subliminal (lo que no se dice
pero se siente), ellos está pensando que no nos importa.
· La permisividad, es
lo más cómodo en el proceso educativo: “para qué discuto con mis hijos ...
mejor les doy permiso...”.
La sobreprotección
· Transmite a
nuestras estrellitas desconfianza y les impide aprender a resolver problemas y
a tolerar el fracaso.
· Hay que permitirles
a nuestras estrellitas que corran ciertos riesgos para que aprenda a
resolverlos, para que tenga mejor autoestima, le ayuda aprender la tolerancia
al fracaso.
· La sobreprotección
y el mimo en exceso, fomenta la dependencia y la incapacidad del hijo. Se
considera al hijo un “apéndice” del padre, y no una persona individual con sus
propios retos, su propia vocación y misión en esta vida.
· La sobreprotección
enseña al hijo, como “salirse con la suya”, dirigiéndole unas cuantas lágrimas
a los padres.
· Muchos padres son
blandos, sobreprotegen o ceden ante el riesgo de que el hijo les niegue su
afecto.
¿Cuándo Sobreprotegemos?
· Cuando damos al
hijo más ayuda de la que requiere
· Cuando resolvemos
problemas que él sólo podría resolver
· Cuando pensamos por
él o decidimos en su lugar
· Cuando hacemos su
tarea o sus obligaciones, con tal de no discutir o de no recibir de sus manos
malas calificaciones.
· Cuando no lo
dejamos correr riesgos razonables e incluso cometer equivocaciones para
experimentar en cabeza propia.
Ceder después de decir “No”.
· El “No” es
inegociable, antes de decirlo piense bien porque no hay marcha atrás. El “Sí”,
si es negociable
El autoritarismo
· Los padres
autoritarios buscan en el fondo dominar, imponerse. Les gusta sentir el placer
de que ellos pueden más que sus hijos. Bajo una apariencia de firmeza, de
rigidez y una fortaleza virtuosa, pretenden esconder una falta de razonamiento
y argumentación. A la larga los hace ver ante sus hijos, como personas necias y
déspotas.
· El autoritarismo no
deja crecer a nuestras estrellitas, no se hacen creativas y no aprenden a tomar
decisiones.
OJO: Cuando un padre o una madre ejerce una autoridad
impositiva, logra un control temporal sobre sus hijos, el resultado será:
1. Hijos sumisos,
sin personalidad y dependientes
2. Hijos rebeldes,
que rechazan violentamente los valores y estilo de vida de los padres.
3. Seres falsos que
aparentemente se someten, pero hacen todo lo contrario a lo que la familia les
impone, cuidando sólo no ser descubiertos.
Falta de coherencia entre padres
· La educación no
depende de nuestro estado de ánimo: “si hoy está mal rayar la pared, mañana y
siempre estará mal”.
· Es muy importante
la misma coherencia entre ambos padres.
· La incongruencia se
manifiesta cuando exigimos a los demás lo que nosotros mismos no hacemos.
· La inconsistencia,
cuando los demás no saben a qué atenerse, porque nuestra exigencia o tolerancia
depende de nuestro estado de ánimo, a veces papa da una norma y la madre la
levanta, no se ponen de acuerdo ambos y se desdicen.
· Ser padres
significa crecer junto con los hijos, ser mejores cada día. “Predicar con el
ejemplo, no solo con palabras”.
· Reconocer oportuna
y discretamente nuestros errores y defectos, pidiendo perdón y ofreciendo
disculpas, pero sin buscar pretextos ni “justificaciones”.
No cumplir la promesa ni las amenazas
· Cada promesa o
amenaza no cumplida es un pedazo de autoridad perdida.
No negociar
· Implica rigidez e
inflexibilidad, supone autoritarismo y abuso de poder y por lo tanto
incomunicación. Después, lamentaremos que, en la adolescencia, se rompan relaciones
entre padres e hijos.
No escuchar
· Se quejan de que
sus hijos no los escuchan, y ellos no han escuchado nunca a sus hijos. Los han
juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer…
Gritar
· Lleva al abuso de
la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima, los
niños se acostumbran a los gritos y cada vez hacen menos caso a ellos.
· Atropellamos a
quienes están sujetos a nuestra autoridad, cuando un hijo pasa por una etapa
difícil de inseguridad o depresión, sin darnos cuenta le negamos la
comprensión, el apoyo y el aliento que necesita para seguir adelante.
· Atropellamos cuando
pretendemos “corregir” con palabras humillantes o insultos, cuando usamos una
ironía que ridiculiza, cuando agredimos con la razón haciendo sentir al hijo
“tonto” o incapaz de pensar por sí mismo, cuando ignoramos sus logros, tal vez
modestos, pero suyos, cuando no participamos de sus triunfos, cuando
descalificamos sus sentimientos por “infantiles” y cuando a alguno le ponemos
etiquetas negativas por un error o conducta inadecuada.
NO DEJARSE MANIPULAR
· No ceder al
chantaje y la manipulación de los niños que quieren obtener lo que desean en
base a llantos y berrinches.
· Los niños creen que
es la forma de comunicarse, en base a gritos, llantos y terquedades, los padres
que aceptan hacen de esta manera de negociar algo habitual.
· Se requiere tener
un horario para todo, se requiere mantener una coherencia en las actividades
diarias.
· Implica separarse
de las personas que no permiten que los padres sean responsables de la
educación de sus hijos, como los abuelos, los tíos, hermanos mayores y otros
que asumen el rol inadecuado de intervenir en las normas que ponen los padres,
únicos responsables de la formación de sus hijos.